martes, 1 de mayo de 2012

Step by step.



Y cual espejismo, igual que cuando se termina un sueño, llegó el nuevo día. Un nuevo año, nuevas ilusiones en botellas de champán. Vomité tres veces el primer día de este año en casa. Me dolía la cabeza, los pies, el cuerpo, el alma entera se había puesto en mi contra. Y lo peor, era lo que no recordaba. Sabía que había bailado hasta destrozarme, que había bebido y que me había querido morir. Sabía que alguien me había besado, una, dos, tres mil veces, pero no sabía quien. Cada vez una cara distinta. 
Vosotros ya sabéis quienes eran, pero yo no me acordaba de todos. Recordaba sabores, olores, chicos, pasos, mordiscos. Callejones, paredes, uñas, sonrojos, risas, lloros. Mi vestido era negro, y a la luz de la noche todos los gatos son pardos. Y yo quise ser un gato más en ese baile de locos. Y lo conseguí.

Pasaron los meses. ¿Que pasó con esos chicos de Fin de Año? Con R, está todo normal. Sigue siendo mi mejor amigo, a quien le cuento todo, sin sentir por él nada más que amistad sin limites, deseosa de ahogarnos con ella. De A, el chico de toda fantasía femenina en está ciudad, no he vuelto a saber nada. Pero no me extraña, él es así: aparece, desaparece, muere, revive de sus propias cenizas. Luego está O. De él si que volví a saber, vaya si lo hice. Compartimos dos noches más, dos noches de caza perdidas en gramos con hielo picado. Pero el problema que tiene él para mi es tan simple como que trabajamos juntos. Los fines de semana, y tenemos la misma jefa. Y ella lo sabe. Fin del asunto.
Después están los dos chicos de los que no me acordaba, M y P. Y la verdad, no hable nada con ellos sobre esa noche, quizás mejor. Lo dejamos así, como si simplemente fuéramos una nube de polvo entre los demasiados que hubo aquella noche. Continuamos llevándonos bien, cada uno con su vida, sin intentar influir en la del resto. 

Siguieron pasando los meses. Febrero. Sábado loco. E. Mucho misterio, pero más oscuridad de por medio. Y llegó Italia, una semana de total y completa borrachera continua. Y él estaba allí, sin más. Con miradas que quizás lo significaran todo, pero que no fueron nada. Solo sonrisas tontas, y algún que otro roce sin querer, queriendo evitarnos, por bien de todos. De mi grupo de amigos, del suyo, repentinamente puesto en la misma balanza. 

Y ahora, ¿ahora quién está?

2 comentarios:

  1. hola! me encanta tu blog!!!! :D
    me acabo de hacer uno! te importa pasarte? te siigo :D muchas gracias
    http://recuerdosenunbaul.blogspot.com.es/

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